sábado, febrero 16, 2008

UN POCO DE HISTORIA

El origen de ésta raza milenaria se ubica en la zona del desierto del Nedjed en Arabia, hace miles de años. Allí se conservó como raza pura, a través de los siglos por la sabia y aguda observación de los pueblos nómades, que habitaban la Península Arábiga. Ellos fueron de los primeros en aplicar un concepto de cría y selección sobre la base de pedigríes, familias y líneas de sangre buscando que sus caballos fueran puros de origen y de la resistencia y velocidad necesaria para las batallas, pues dependía de eso la vida del jinete. Los beduinos, que fueron los criadores del caballo árabe eran fanáticos para preservar la pureza de la sangre y la yegua se convirtió en la posesión más valiosa del beduino. Criados desde sus orígenes en climas áridos, arena y viento, hizo del árabe un caballo sumamente rústico y adaptable a distintos climas y condiciones. Ya desde el siglo XVI A. C. aparece en anillos, en pilares y en diferentes monumentos la figura del caballo árabe. En los jeroglíficos egipcios se proclama el valor y belleza. En el antiguo testamento se hace referencia al coraje y valentía de estos animales. 900 años A. C., El Rey Salomón elogia la belleza de los caballos árabes tirando los carruajes de los faraones. En los años 490 A. C. el famoso jinete griego Xinophon proclama al caballo árabe como un animal noble que exhibe toda su belleza algo tan encantador y maravilloso que fascina a jóvenes y viejos. El caballo árabe nació ligado al nómada y su familia, eran las yeguas, sus cabalgaduras preferidas al salir a guerrear, ya que relinchaban menos que los sementales al ver las cabalgaduras del enemigo, evitando de esta manera ser descubiertos por éste. Los potrillos permanecían con las mujeres e hijos y por las noches eran las yeguas las que tenían el derecho de dormir con el nómada y su familia en las tiendas, como lo retratan tantas litografías del siglo XIX. Allí las alimentaban con dátiles y leche de camello primordialmente. Siglos de convivencia sumamente estrecha con el hombre han hecho del caballo árabe un real amigo del hombre al cual no temen, ya que no conocen el castigo, pues su docilidad nata es una de sus características. Desde siempre fue un excelente caballo de silla, sumamente inteligente y dócil. Hay que recalcar la docilidad ya que su cabeza erguida, ollares dilatados, ojos brillantes y paso altivo ofrecen una imagen temperamental. Su mansedumbre y disponibilidad simplifican la tarea de la doma, ya que se hace a un lado el brutal uso del fuete o cuarta y se evitan los rudos jalones de rienda que al activar el freno lastiman lamentablemente el hocico de la bestia. Para el caballo árabe ser montado es natural y es desde el primer día una amistad creciente y duradera. Todas las cualidades genéticas altamente transmisibles, han tenido una notable influencia en todas las demás razas hasta hoy conocidas. Además han sido la base del Pura Sangre Ingles, Percherones, Anglo Normandos, Cuarto de Milla, Morgan, Lipizzanos entre otros. Por ello al árabe se le llama el padre de todas las razas, ya que es la única raza auténticamente pura, sin cruzamientos. Algunas de las razas que se formaron son más veloces, más grandes, saltan más alto, pero ninguna posee su belleza, carácter, ni su estampa o distinción inigualable. Llama enormemente la atención su belleza, armonía y el equilibrio de sus formas. Los machos tienen una alzada promedio de 1.49 - 1.52 mts. y las yeguas 1.49 -1.50 mts., aunque actualmente existe la tendencia de buscar animales de mayor alzada, sin por ello alejarse de los estándares de la raza. Su cabeza es corta de frente ancha y perfil cóncavo, inmediatamente por debajo de los ojos. Éstos son grandes, oscuros y expresivos. Sus orejas son finas y cortas, terminando en punta hacia dentro, como media lunas. Su cuello es largo, flexible y elástico. De lomo amplio y ancho, ideal para la montura. La cola la lleva bien erguida - en alto en todo momento y su porte es importante, como la forma de llevar la cabeza en alto, siendo éstas características innegables de la raza árabe. El cuerpo tiene costillas ampliamente arqueadas, tienen 17 pares a diferencia de las otras razas. Patas y manos son firmes, con tendones visibles, secos por tener un subcutáneo sumamente delgado. Los cascos son muy duros. Su piel es sumamente fina y suave. Los colores son, tordillo, alazán y la gama de los retintos. La acción del árabe es de paso elástico, casi felino. El trote con una acción especial por la forma de sacar las manos. El galope es suave y veloz, con una notable libertad de movimientos. Todo esto contribuye a su porte soberbio y distinguido. Es un caballo versátil por excelencia, ya no es utilizado para la guerra, pero su velocidad es proverbial en los hipódromos, su resistencia inigualable en competencias de 20-100 millas, cabalgatas de paseo, trabajos de campo, mejoramientos de otras razas, o simplemente para disfrutarlo en el jardín o granja. En la actualidad se cría en el mundo entero, los diferentes climas, alimentación y preferencias personales en la selección de cada criador, ha dado origen a distintas líneas fenotípicas: la egipcia, la inglesa, polaca, rusa, española, etc. Todas ellas con características bien definidas, sin dejar de ser caballos árabes puros. El "Árabe", es un caballo versátil, veloz en su tipo, ágil, de mucho coraje, resistente, brioso pero dócil, con un excelente andar, y de una gran afinidad con el ser humano. Ha sido seleccionado a través de los siglos, por estas cualidades. La belleza de su cabeza, su cuello arqueado, su lomo corto su cola erguida y la espectacularidad de sus movimientos lo definen como, el caballo más gallardo y elegante. Expansión de los Caballos Árabes en el Mundo Se inició con el amanecer del Islam, cerca del año 600 D. C. cuando los árabes comenzaron a conquistar el mundo civilizado de occidente. Muy pronto los caballos que existían en Europa empezaron a cruzarse con los caballos árabes, especialmente como resultado de las cruzadas cristianas, que volvían del este entre los años 1099 y 1249 D. C. Con la invención de las catapultas de fuego, el caballo europeo pesadamente armado perdía su importancia, se dieron cuenta que los caballos árabes eran los mejores por ser ligeros y rápidos, empezaron a ser usados por las caballerías montadas. Las guerras subsecuentes probaron la superioridad del caballo árabe, como el montaje perfecto de los militares al través del mundo. Después de las cruzadas, la gente del mundo occidental comenzó a mirar a la gente del este para hacerse de pies de cría de caballos árabes. Entre 1683 y 1730 una revolución en la crianza del caballo, ocurrió cuando tres sementales árabes fueron importados a Inglaterra: de Arabia el Darley; de Turquía el Byerly y el árabe Godolphin; fueron los fundadores de los pura sangre Ingles. Hoy, el 93% de estos caballos pura sangre ingleses modernos son descendientes de esos tres caballos. La familia real de Polonia estableció su yeguada árabe, al igual que los reyes de Alemania y de otras naciones europeas, con sementales y yeguas de la raza árabe. Como resultado de los viajes por el desierto de Lady Ann Blunt importó de Egipto varios caballos y yeguas para formar la famosa granja Crabbet en Inglaterra. Esta yeguada eventualmente ha proveído caballos de pie de cría en muchos países, incluyendo Rusia, Polonia, Australia, Norte y Sudamérica, y Egipto. Al continente americano llegó la primer sangre árabe en 1725, traída por Nathan Harrison de Virginia, también se dice que el primer presidente de los Estados Unidos, Jeorge Washington montaba caballos árabes; sin embargo, el primer criador ya de importancia fue Keene Richard que viajó a Arabia entre 1853 y 1856 importando varios sementales y dos yeguas de pie de cría. Esto no tuvo mayor trascendencia, ya que su programa fue destruido con la guerra civil y nada sobrevivió de este esfuerzo. En 1877, el General Ulises S. Grant visitó a su alteza imperial el sultán de Turquía Abdul Hamid II y le regaló dos sementales de su establo, sus nombres Leopard y Lindentree. Leopard más tarde fue regalado a Randolph Huntington, quien a su vez importó dos nuevas yeguas y también dos sementales en 1888 de Inglaterra. Estos programas de la crianza del caballo árabe aunque no muy extensos, son considerados los primeros programas que cimentaron el establecimiento de la sangre árabe en los E. U. La feria mundial que se celebró en 1893 en Chicago, fue de gran importancia para el establecimiento de la sangre de caballos árabe en América. El pabellón de Turquía exhibió 45 caballos árabes en su stand “wild eastern”, (del este salvaje). Dos de los ejemplares más sobresalientes en esta exhibición fueron la yegua Nejdme y el garañón Obeyran. Ellos son los fundadores de los libros genealógicos de los Estados Unidos de la raza pura sangre de caballos árabes. Hasta la fecha en muchos pedigríes de los criadores actuales en Estados Unidos todavía persiste la sangre de estos caballos importados en el siglo XIX. Años posteriores, entre 1898 y 1911, Spencer Borden importó 20 caballos de Inglaterra y de Egipto a su criadero. W. R. Brown importó 20 caballos: 6 de Inglaterra, 6 de Francia y 8 de Egipto entre los años 1918 y 1932. Una de las importaciones más significantes ocurrió en 1906 cuando Homer Davenport recibió permiso del sultán de Turquía para exportar a los Estados Unidos caballos árabes con la venia del Presidente Theodore Roosevelt. 27 caballos, mismos que sirvieron de pie de cría de la yeguada llamada The Davenport. Las importaciones que hizo Davenport de caballos árabes directamente del desierto, llamaron mucho la atención de de los criadores existentes en E. U. A. Este grupo de criadores decidió hacer un equipo para promover el registro, la importación y crianza de caballos árabes. Fue así como en 1908, fue fundado The Arabian Horses Club of America. En la actualidad se conoce como Arabian Horse Association y es el primer libro de registro reconocido por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos. Otra importante importación ocurrió en 1920 cuando Kellogg Ranch, fundada por W. K. Kellogg, trajo 17 caballos selectos de la línea Crabbet de Inglaterra entre 1926 y 1927. Poco después Roger Selby estableció su yeguada Selby con 20 caballos importados de de la línea inglesa Crabbet por los años 1928 al 1933. Albert Harris importó en 1924 dos caballos de Inglaterra y en los años 1930 y 1931, importó de las regiones del desierto Hejaz y Nejd 5 caballos más. Joseph Draper trajo de España 5 caballos árabes en 1934. Entre los años de 1934 y 1937, J. M. Dickinson's estableció su yeguada importando sus caballos de Egipto, Brasil y Polonia. Con la muerte de la señora Wentworth se vendió el criadero Crabbet de Inglaterra. Muchos de los caballos fueron adquiridos por criaderos americanos. Lo mismo sucedió en la post guerra cuando fueron hechas importaciones masivas provenientes de Alemania, Polonia, Rusia, España y Egipto y se estableció una nueva era en la criaza del caballo árabe.

FELICIDADES CAMPEONES(EUGENIO Y REYERO),BUEN TRABAJO

NO DEJES QUE NADA NI NADIE ROBE TU SUEÑO.UN ABRAZO MUY FUERTE.